Dando pasos
en la obscuridad, tambaleándote, así te encontré, en un recoveco de ese extraño
lugar , me enrede en tu agonía y llore tus lagrimas amargas, me dolió tu dolor
y mi sangre era tu sangre, perdida, tan lejos de casa, niña curiosa, mujer
entregada, estábamos solas, yo, enfrente del espejo y tu, mirándome a través del reflejo, aun así no eramos la misma, éramos dos, no pude dejarte, te detuve
antes de que te fueras y te perdieras en la nada, al final te abrace y te fundí
a mi alma, ahora a veces mis ojos son unos y luego son otros, hasta que se
fundan también nuestras miradas, cuando la vida este borrosa saldremos a jugar
una con la otra y las dos con el mundo, o contra el mundo, llorar, reír, no importa, al final no estaremos
solas.
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